martes, 25 de septiembre de 2012
miércoles, 12 de septiembre de 2012
Un mes sin Delia...
Un mes sin Delia.
¿Un mes? Sí, un mes. Pero déjenme decirle que fue ayer… o recién… o que duele
más que hace un mes. Mucho más. Más que ayer. Y estoy segura de que duele mucho
menos que mañana. Y muchísimo menos que dentro de un mes. Aunque duela hasta lo
insoportable.
Ya lo escribí por
ahí pero lo repito: Es insoportable.
Insoportable. En el más estricto y literal sentido de la palabra insoportable.
Es insoportable que Camilo la haya disfrutado tan poco tiempo. Es insoportable
que ella haya disfrutado a Camilo tan poco tiempo. Es insoportable que sus
hijas ya no la tengan. Es insoportable que Delia no esté. Es insoportable. Y me
pregunto casi obsesivamente "qué es lo insoportable si se soporta".
Pero no. No se soporta. Sólo se sigue viviendo... hasta que empiecen a
acomodarse algunas cosas y lo hagan menos insoportable. ¿Menos insoportable? No
lo creo…
No quiero que Delia
se haya muerto. No quiero. No quiero que Camilo no la tenga. No quiero que las
chicas, sus hijas, no la tengan. No quiero que sus compañeros no la tengan. No
quiero que Lili no la tenga. No quiero que las Barahúndas no la tengamos. No quiero no tenerla yo... No
quiero. Y lloro y grito y me angustio y me enojo y no me cabe tanta pena ni
tanta ira...
Y qué más decir…
Sólo buscarla a ella en sus palabras. Sus palabras… que siempre me guiaron. Que
siempre me sanaron. Que siempre me enseñaron.
Entonces busco
entre sus palabras. Y encuentro un escrito de Delia cuando “fundamos” el grupo
"Barahúndas". Con todo su cuerpo y su alma cumplió con el compromiso
de lo escrito. Como ella era. Todo mucho. Delia era mucho. Mucha hija, mucha
hermana, mucha madre, mucha tía, mucha abuela, mucha suegra, mucha vecina, mucha cuñada, mucha compañera, mucha amiga… Mucha. Mucho.
Y así se la
extraña… en esa exacta medida: Mucho.
Aquí su palabra…
para que siga “girando en el bello planeta”.
“(…) los grupos (sigo las teorías de Paulo Freire)
se dividen tipos o categorías o estilos. No voy a enumerarlos pero sí digo que
el que me interesa es el ESTILO DEMOCRÁTICO y, justo, justo, justo, es el que
más esfuerzos exige.
De plano: no es
autoritario y respeta los pensares y sentires de cada uno. A todos les interesa
la participación, propia y de cada integrante y la cooperación.
Considero que el
grupo, como todo en la vida, no se compra hecho sino que es una construcción y
no siempre facilonga.
Nada se impone en
el grupo democrático, todo se acuerda.
Dentro de estas
consideraciones, coincido ampliamente en que NO PENSAMOS IGUAL, no vivimos
igual, no hacemos las mismas cosas, somos individuos (¿individuas?), con un
cerebro cada una.
Creo que no es
tan importante señalar o reflexionar sobre las diferencias. Lo importante son
las coincidencias. Y avanzar con uno u otro u otros objetivos.
Lo de los
objetivos es esencial a un grupo; es el elemento de cohesión. Mi idea, díganme
si me equivoco, es que el primer objetivo de este grupo fue amarnos. Basarnos
en el cariño existente y profundizarlo voluntariamente. Eso exige confiar. Al
menos a mí, este asunto de confiar me cagó rabiosamente en “Aquelarre”; es algo
que tuvo que ver con experiencias anteriores, durísimas, que no vienen al caso.
Solo que fue así, me jodió mucho lo ocurrido.
Desde mí, en este
grupo me interesa que se exprese libremente la verdadera opinión; libremente,
el que no quiera opinar sobre algo también está libre, pero aclararlo
sencillamente es todo un gesto. La libertada de expresión y la diferencia de
opiniones, es decir, la respuesta auténtica, no solo debiera estar permitida
entre nosotras (espero que lo esté) sino que debemos sentirlo como una
exigencia. Si por temor o algo como la culpa, alguien no expresa su
"sentipensar", estamos en problemas.
Un grupo que
funciona con estilo democrático ayuda a cada integrante a ser feliz. Yo
encuentro felicidad al pertenecer a Barahúndas; tengo un cariño grande por el
grupo y cada integrante. Y no quiero considerar desintegración del grupo.
Propongo pensar
en nuestras coincidencias y hablar de estas cosas. Y pensar que lo perfecto no
existe; es un invento del clero medieval. Todo es perfectible.
Tener libertad de
expresión es un derecho que se defiende expresando. Una felicitación a Stella,
con todo mi amor, por haber dado el puntapié para que nos expresemos sobre
esto(*). (…)”
María Delia
Matute
(*) Dejo esta
mención a mí porque siempre me ha dado mucho orgullo que Delia me felicitara
pòr algo...
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