viernes, 21 de diciembre de 2012

Chau 2012.


Estoy en condiciones de decir que el 2012 fue el peor año de mi vida. Algunos dirán que exagero, pero yo les aseguro que no. Seguramente pasaron cosas buenas, pero me pasó lo peor que me ha pasado. Lo peor. Perder a Delia es, sin dudas, lo peor que me ha pasado hasta ahora. Y los que me conocen saben que he atravesado dolores profundos... desde muy temprano... cuando la vida, o más bien también la muerte, se llevó a mi padre. Pero siempre estuvo Delia para sostenerme en ellos. En los dolores, digo. Y en este dolor, el más profundo e intenso, no la tengo y eso aguijonea aún más la herida. Y me da miedo lo que viene, porque sé que no la tendré para apuntalarme...
En este tiempo he aprendido algo: el dolor nos muestra como somos... Tal cual somos. Nos agudiza, nos potencia. Entonces, descubro que en el dolor el egoísta se vuelve más egoísta, el solidario más solidario, el generoso más generoso, el silenciosos más silencioso, el charlatán más charlatán... Como yo me sé cabrona, impaciente y ansiosa estoy segura de que en estos meses me he comportado más cabrona, más impaciente y más ansiosa que nunca. Pido disculpas por eso. Sobre todo a los más cercanos, a los que me bancan en el cotidiano...
Y agradezco... Agradezco desde el alma y desmesuradamente a los que de diferentes maneras han bancado este brutal estado mío. A los amigos y parientes más cercanos y más lejanos que se las han ingeniado para hacerse presente de mil formas; a los desconocidos entrañables que me han escrito a diario; a los que inventaron excusas para llamarme periódicamente pero con la clara intención de “distraerme”; a los que se sumaron a mis lágrimas y homenajes; a los que entendieron en silencio; a los que les dolió conmigo... a todos los digo un GRACIAS ASÍ DE GRANDE. Yo sé que no hace falta que los nombre... cada uno sabe cuán cerca mío estuvo... Y sepan que todo ayuda. Que este dolor es por momentos como una intensa agonía solitaria, muy solitaria, y que saber que están ahí ayuda a seguir hundiéndose hasta el fondo para dar la patada que ayude a salir a la superficie. Sí... si están ahí es más fácil la esperanza de volver a disfrutar de la vida.
Y a los que no... a los que no han podido acompañarme, a los que no pudieron disculparme los posibles errores cometidos en este penoso tránsito que me ha tocado... les digo gracias igual... Porque me enseñaron mucho. Me enseñaron, por ejemplo, que el dolor pone las cosas en su lugar. Nos muestra descarnado tanto el interior como el exterior de esta vida, llena de dolores y alegrías.
Intentaré en estas “Fiestas”, el mejor festejo que pueda brindarme. Con todo el desgarro a cuestas, le pondré garra y fuerza al año que comienza... Porque estoy rodeada de gente que me ama y porque a Ella le hubiera gustado que así fuera.
¡Por un 2013 con buenas noticias!, brindo con cada uno que quiera levantar su copa y chocar con la mía.


CUATRO MESES SIN DELIA

El Gordo Yacante vivía en la esquina de mi casa. Era un adolescente voluminoso y ruidoso, amigo de mi hermano. Un día se cayó de un árbol y se arrancó una pierna… Fue una conmoción para el barrio y para el pueblo todo. Y fue también mi primer contacto con una tragedia. Yo tendría 8 o 9 años y mis ojos y mis oídos no podían con tanto. Fue esa la primera vez que escuché hablar del “miembro fanstasma”. Recuerdo a mi hermano desencajado (y mirá que era difícil desencajarlo) contar que la pierna le seguía picando al Gordo Yacante, le seguía doliendo, seguía sintiendo frío o calor en el pie ausente, se le acalambraba y hasta se le dormía la pierna… como si la tuviera… Yo escuchaba silenciosa y luego le escribía a Delia que me contestaba largas cartas explicándome por qué sucedía lo que le sucedía al Gordo Yacante… Delia siempre tenía respuestas razonables y claras para todo. Y siempre tan precisa en sus explicaciones…

Hace cuatro meses que la extraño. Extraño a mi hermana… a mi amiga, a mi compañera, a mi confidente, mi cómplice, mi comadre, mi camarada, mi compinche; “mi tierra, mi sangre, mi pana y mi llave”, como dice Galeano que dicen por Latinoamérica…
Extraño a mi hermana, hermana mía… Y más… porque extrañándola extraño todo lo que ella era y todo lo que era yo al tenerla. La extraño a ella, pero también extraño su casa, que era como mía. Extraño sus comidas, el olor de su cocina, sus plantas y sus flores, sus cuadros y sus libros, su música, sus regalos creativos, sus postres deliciosos, la calidez de su habitación, la interpretación de su I Ching, su mesa generosa, la charla de su mate, la alegría de su vino Extraño sus mails, su voz, su amor por los gatos, su vocación por las palabras, su ternura abismal, su dolor social, su comprensión infinita, su emoción por las Madres, su lealtad a los Compañeros, su devoción por el Ché, su análisis exacto, su confianza en el Hombre, su paciencia con los niños, su don docente, su aguda sesera, su idea y su credo, su severidad. Extraño nuestras extendidas charlas nocturnas cuando se quedaba a dormir en casa… y hasta nuestras discusiones.
Extraño todo lo que había cuando ella estaba… Extraño su voz, su palabra, su convocatoria familiar, su abrazo, su llamado cotidiano y su reto. La extraño porque la necesito. Pero también porque ella me necesitaba… La extraño porque ella ha sido una de las poquísimas personas que me ha hecho sentir que mi opinión le importaba. Porque si yo no la llamaba ella me llamaba. Porque si le pasaba algo, bueno o malo, necesitaba contármelo. Porque buscaba mi consejo y mi opinión. Porque me amaba y me lo decía. Porque necesitaba verme y hasta con esfuerzo generaba las condiciones para que lo hiciéramos…. Extraño nuestro proyecto de envejecer juntas…
Y, sin embargo, es raro. Porque la invoco y la convoco, y ahora charlo con ella aún más que antes. Ahora charlo con ella todo el tiempo. Todo el tiempo, como si la tuviera.

Su ausencia es como si me hubieran arrancado una pierna. Que sigue picando, doliendo, sintiendo frío o calor, acalambrándose y durmiéndose… Como aquel “miembro fantasma” del gordo Yacante, que ella que supo explicarme tan bien cuando aquel doloroso asombro de la infancia. Pero ya no soy una niña, aunque así me sienta en medio del dolor; ni ella está para explicármelo…

 

lunes, 12 de noviembre de 2012

3 meses sin Delia






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Así me despierto cada mañana desde hace tres meses... con una voz que desde algún rincón desconocido reitera eso en ritmo de mantra, en tiempo de dolor, en melodía de tristeza, en son de alarido, en pulso de penita, en compás de lamento... Puede sonar exagerado o demasía, pero es así. Cada mañana me despierto, entre sollozo y suspiro, repintiendo ese arrullo entre desesperante y esperanzador... Esperanzador de que todo haya sido una patética pesadilla. Pero no. No. Y así empieza cada día... y me miro al espejo y pienso en Delia y salgo a la calle y veo a Delia y entro a laburar y espero a Delia y estudio y necesito a Delia y miro el jacarandá florecido y está Delia y voy al cine y comparto con Delia y estreno espectáculo y la veo entre el público y voy a cenar y pido su comida favorita y levanto una copa de vino y brindo por ella, brindo con ella,  y pienso en mi infancia y husmeo su abrazo y leo una novela y busco su palabra y miro el cielo y siento su ausencia y pienso en mi madre y tropiezo con Delia y pienso en mi padre y Delia me acompaña y agarro el teléfono y pienso en llamarla y entro en el facebook y busco su muro y miro sus fotos y lloro en silencio y leo los diarios y recuerdo su compromiso y sonrío y acaricio a Delia y nace Julia y la convoco y así... en cada cosa que hago, que escucho, que digo, que pienso, que siento, que observo está Delia sin estar... sin estar... Así... desde hace tres meses... cada día, cada hora... y pienso el futuro y me aterra sin ella...
¿Cómo dicen? ¿Que la deje ir? Ya se fue... no necesité dejarla ir para que se vaya... se fue sin que yo la dejara irse...
¿Cómo dicen? ¿Que siga adelante? Sigo... no sé cómo ni sé con qué fuerzas, pero sigo adelante...
¿Cómo dicen? ¿Que ella está para siempre adentro mío? Sí... lo sé, lo sé... desesperadamente lo sé... irreversiblemente lo sé... insoportablemente lo sé...
Si es por eso que cada mañana, desde hace tres meses, me despierta un susurro que desgarradoramente vuelve a repetirme:

...delia delia delia delia delia delia delia delia delia delia delia delia Delia Delia Delia Delia Delia Delia Delia Delia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA delia delia delia delia delia delia delia delia delia delia delia delia Delia Delia Delia Delia Delia Delia Delia Delia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DElia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELia DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIa DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA DELIA .. y así empieza un nuevo día.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Estrena mi amigo... Francisco.



PARIR: (Del lat. parĕre).
1. intr. Expeler en tiempo oportuno el feto que tenía concebido. U. t. c. tr.
2. intr. aovar.
3. tr. Dicho de una cosa: Producir otra.
4. tr. Expresar acertada y claramente lo que se piensa.
5. tr. Hacer salir a luz o al público lo que estaba oculto o ignorado.

 No sólo las mujeres parimos, querido mío. Parir no es una condición femenina... Es una condición humana. Y vos sabés de eso.
Porque parís desde el fondo mismo de tu fuerza, con dolor y alegría, cada uno de tus procesos creativos.
Y llegó el día.
Hoy parirás un nuevo hijo.
NADA TE TURBE, amigo mío.
Parirás A LAS PALABRAS desde el centro de tu esencia.
Darás a luz.
Y el público recibirá, recibiremos, la criatura en nuestros brazos y la arrullaremos con el alma.
Te quiero.
Mucha mierda.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Primer estreno sin Delia


Raro, difícil y triste me resulta llegar a este primer estreno sin Delia... 
Atípico será no recibir su abrazo, no entibiarme con su emoción, no disfrutar su opinión... No recuerdo estreno en el que ella no me haya acompañado. Intensamente, como todo lo que hacía. 
 Hace unos días una médica sabia me dijo: “La muerte nos sucede a los vivos. Ella se murió. Pero su muerte te sucede a vos. Y con eso cada uno hace lo que puede.” Y debe ser así, nomás... Yo estoy pudiendo poco. Pero pude retomar este proyecto y llegar a su estreno. Así fue como le he ido dedicando cada ensayo, cada palabra aprendida, cada gesto logrado. Así es como le dedico este estreno. Y le dedicaré cada función... Este proyecto todo, desde mí, es para ella. Porque ella ha estado en él más presente que nunca, más flagrante que en ningún otro... Pero me sobra su ausencia por todos los rincones... “La presencia del ausente”, que le dicen. 
Agradezco mucho, pero mucho, a Fernando Alegre (director), Alicia Naya (compañera de elenco) y Martín Althaparro (asistente): por la paciencia, por las palabras, por el silencio, por los recibimientos, por comprender, por apoyarme y contenerme. 
Agradezco el abrazo preciso e imprescindible de Lautaro
Agradezco la compañía de Musante, compañero. 
Y agradezco especialmente a todos los que sensible, generosa y buenamente me han llamado o me han escrito manifestándome sus deseos de acompañarme (física y/o espiritualmente), comprendiendo sin vueltas la complejidad de este estreno para mí... Cada palabra, cada ofrecimiento, cada deseo me han llegado al centro del alma. 
Allá voy... a sentir una vez más ese vértigo que se produce cuando las luces se apagan, el murmullo se calla, el reflector se enciende, y uno sube a ese espacio sin red que es el escenario... 
Delia no estará sentadita en la platea. Pero estará todo el tiempo entre cada espectador y yo. 
No lo duden. 
3 de noviembre, 2012 – A dos meses, veinte días y poco menos de once horas del zarpazo brutal.

sábado, 20 de octubre de 2012

PRIMER DÍA DE LA MADRE SIN DELIA


...Delia, mi hermana (por si algún distraido necesita aclaración), fue una de las mejores madres que conocí en mi vida. Delia era NATURALMENTE madre... Fue mucha madre mia. Fue madraza de sus hijas. Tenía paciencia de madre desde muy chica y para con todos...
Delia me enseñó a ser madre. Me ayudó a ser madre.
La muerte de Delia, sin dudas, termina de completar la muerte de mi madre... También la de mi padre.
Es desmesurada esta sensación de absoluta orfandad. Ahora me siento violentamente huérfana de verdad y para siempre... Responsable absoluta de todo el relato...
Es raro en este Día de la Madre sentirme por primera vez y para siempre: Sólo madre...
Ya no ser hija...
Sólo madre...

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Día difícil. 
Me cuesta hoy tanto recibir como decir el saludo de "Feliz día". No es feliz hoy... Es uno de los días más tristes de mi vida... Qué le voy a hacer... es así. 
Recibo emocionada el abrazo aliviador de Musante. El abrazo intenso y sanador de Lautaro, razón de mi vida. Y me entrego a la tibieza del abrazo de quien quiera brindármelo...
Tengo amigas MADRAZAS que merecen hoy tener un día feliz. Llenas de mimos y regalos.
Tengo una sobrina MADRAZA, a la que hoy acompaño en su tristeza con toda la dimensión que mi alma pueda brindarle.
Tengo una sobrina MADRE de uno de mis sobrinos nietos y embarazada de su segundo hij@...
Tengo una sobrina a punto de ser MADRE... Sueño de muchísimos años a punto de cumplirse... Madre ya...
A todas ellas, mi corazón.
Y a todas las madres que llevan adelante su maternidad ejerciendo ese amor entre sublime y devastador que se siente a partir de la primera respiración del hijo: ¡¡¡¡PASEN USTEDES UN DÍA BELLO, LLENO DE MIMOS, LLENO DE ABRAZOS, DE RICA COMIDA, DE RISAS, DE REGALITOS!!!



viernes, 19 de octubre de 2012

"Las palabras van..." - Muestra homenaje


La palabra sana. Así decía Delia a menudo… Y de hecho su palabra era sanadora. Es sanadora… Y será…
En este tiempo, en estos dos meses y monedas, me he aferrado casi obsesivamente a su palabra. He buscado sus poemas, sus cuentos, sus relatos. He hurgado en agendas, libros, cajas. He recuperado dedicatorias, tarjetitas, esquelas… Todo me sirve… Su palabra es prácticamente lo único que me alivia un poco la tristeza infinita que me atraviesa. Literamente, me atraviesa.
Su palabra y la compañía de Musante. Compañero incansable.
Y el abrazo de mi hijo... infinito y curador.
Y así como su palabra me sana, su palabra me convoca…
GUIJUANA DE ARTE me insistió hace dos días en que participara en la muestra “Las palabras van…” y acepté el desafío…
Así es que participo de esta muestra con palabras que no son mías pero me pertenecen.
Participo con dos propuestas muy diferentes entre sí pero con un denominador común: YO.
Palabras de Delia, mi hermana hermana mía.
Palabras de Musante, compañero amor mío.
Por un lado, 9 poemas de de Delia mezclados con imágenes… infancia, pueblo, alegría, dolores…
Por otro lado, 17 sonetos de Musante dedicados a nuestro amor… a mí.
Palabras de Delia.
Palabras de Musante.
Palabras mías por prepotencia del amor.
PALABRA, AMORES, RECUERDOS…
¿Qué más para un alivio?
¿Qué menos para un Homenaje?

La muestra inaugura el sábado 20 (sí, pasado mañana) en Guijuana de Arte. Anchorena 914, a partir de 20.30. Y estará abierta hasta el viernes 26 de octubre todos los días de 17 a 20.
Ojalá puedan acompañarme. Los espero.



Dos meses sin Delia...

13/10/12
Dos meses. Dos meses sin Delia. ¿A qué dios le rezo? ¿Con qué dios me enojo? ¿Qué es esta devastadora soledad de Delia? No quiero. Y no tiene ninguna importancia que no quiera. Es. Así de irreversible. Es. Y ni siquiera es que Delia no está. Porque está. Estar está... Es la ausencia. La ausencia sucede aunque yo no quiera. Aunque no lo acepte.
 ¿Qué es lo insoportable si hay que soportarlo? Lo insoportable es lo irreversible. En lo irreversible sucede lo insoportable. Dos meses. Y la seguridad de que será para toda la vida. No quiero sobrevivir a nadie más. No quiero que me suceda lo insoportable de otras ausencias..., de otros irreversibles...
 No quiero vivir para contarlo... No quiero que el cuento me corresponda... Y no tiene ninguna importancia que no quiera...

martes, 25 de septiembre de 2012

SOMOS SOLOS

Perdí el sentido del sinsentido. Y ahí ando... sin brújula ni faro.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Un mes sin Delia...

Un mes sin Delia. ¿Un mes? Sí, un mes. Pero déjenme decirle que fue ayer… o recién… o que duele más que hace un mes. Mucho más. Más que ayer. Y estoy segura de que duele mucho menos que mañana. Y muchísimo menos que dentro de un mes. Aunque duela hasta lo insoportable.
Ya lo escribí por ahí pero lo repito:  Es insoportable. Insoportable. En el más estricto y literal sentido de la palabra insoportable. Es insoportable que Camilo la haya disfrutado tan poco tiempo. Es insoportable que ella haya disfrutado a Camilo tan poco tiempo. Es insoportable que sus hijas ya no la tengan. Es insoportable que Delia no esté. Es insoportable. Y me pregunto casi obsesivamente "qué es lo insoportable si se soporta". Pero no. No se soporta. Sólo se sigue viviendo... hasta que empiecen a acomodarse algunas cosas y lo hagan menos insoportable. ¿Menos insoportable? No lo creo…
No quiero que Delia se haya muerto. No quiero. No quiero que Camilo no la tenga. No quiero que las chicas, sus hijas, no la tengan. No quiero que sus compañeros no la tengan. No quiero que Lili no la tenga. No quiero que las Barahúndas  no la tengamos. No quiero no tenerla yo... No quiero. Y lloro y grito y me angustio y me enojo y no me cabe tanta pena ni tanta ira...
Y qué más decir… Sólo buscarla a ella en sus palabras. Sus palabras… que siempre me guiaron. Que siempre me sanaron. Que siempre me enseñaron.
Entonces busco entre sus palabras. Y encuentro un escrito de Delia cuando “fundamos” el grupo "Barahúndas". Con todo su cuerpo y su alma cumplió con el compromiso de lo escrito. Como ella era. Todo mucho. Delia era mucho. Mucha hija, mucha hermana, mucha madre, mucha tía, mucha abuela, mucha suegra, mucha vecina, mucha cuñada, mucha compañera, mucha amiga… Mucha. Mucho.
Y así se la extraña… en esa exacta medida: Mucho.
Aquí su palabra… para que siga “girando en el bello planeta”.

“(…)  los grupos (sigo las teorías de Paulo Freire) se dividen tipos o categorías o estilos. No voy a enumerarlos pero sí digo que el que me interesa es el ESTILO DEMOCRÁTICO y, justo, justo, justo, es el que más esfuerzos exige.
De plano: no es autoritario y respeta los pensares y sentires de cada uno. A todos les interesa la participación, propia y de cada integrante y la cooperación.
Considero que el grupo, como todo en la vida, no se compra hecho sino que es una construcción y no siempre facilonga.
Nada se impone en el grupo democrático, todo se acuerda.
Dentro de estas consideraciones, coincido ampliamente en que NO PENSAMOS IGUAL, no vivimos igual, no hacemos las mismas cosas, somos individuos (¿individuas?), con un cerebro cada una.
Creo que no es tan importante señalar o reflexionar sobre las diferencias. Lo importante son las coincidencias. Y avanzar con uno u otro u otros objetivos.
Lo de los objetivos es esencial a un grupo; es el elemento de cohesión. Mi idea, díganme si me equivoco, es que el primer objetivo de este grupo fue amarnos. Basarnos en el cariño existente y profundizarlo voluntariamente. Eso exige confiar. Al menos a mí, este asunto de confiar me cagó rabiosamente en “Aquelarre”; es algo que tuvo que ver con experiencias anteriores, durísimas, que no vienen al caso. Solo que fue así, me jodió mucho lo ocurrido.
Desde mí, en este grupo me interesa que se exprese libremente la verdadera opinión; libremente, el que no quiera opinar sobre algo también está libre, pero aclararlo sencillamente es todo un gesto. La libertada de expresión y la diferencia de opiniones, es decir, la respuesta auténtica, no solo debiera estar permitida entre nosotras (espero que lo esté) sino que debemos sentirlo como una exigencia. Si por temor o algo como la culpa, alguien no expresa su "sentipensar", estamos en problemas.
Un grupo que funciona con estilo democrático ayuda a cada integrante a ser feliz. Yo encuentro felicidad al pertenecer a Barahúndas; tengo un cariño grande por el grupo y cada integrante. Y no quiero considerar desintegración del grupo.
Propongo pensar en nuestras coincidencias y hablar de estas cosas. Y pensar que lo perfecto no existe; es un invento del clero medieval. Todo es perfectible.
Tener libertad de expresión es un derecho que se defiende expresando. Una felicitación a Stella, con todo mi amor, por haber dado el puntapié para que nos expresemos sobre esto(*). (…)”
María Delia Matute

(*) Dejo esta mención a mí porque siempre me ha dado mucho orgullo que Delia me felicitara pòr algo...


martes, 21 de agosto de 2012

No quiero.

No quiero. No quiero que pase el tiempo. No quiero que nada se acomode. No quiero atravesar el duelo, ni amasarlo, ni cruzarlo, ni eludirlo. No quiero. No quiero que llegue el consuelo ni que se sequen las lágrimas. No quiero aceptarlo. No quiero. No quiero dejar de llorarla. No quiero que se me apague su voz. No quiero levantar el ánimo ni calmar la angustia. No quiero. No quiero descansar ni estar cansada. No quiero estar entera. No quiero que la vida “vaya”. No quiero este dolor. No lo quiero. No quiero el silencio. No quiero las palabras. No quiero ser fuerte ni débil ni nada. No quiero esta pena. Ni quiero el alivio. Por momentos no quiero que la vida siga ni que el sol salga. No sé cómo se vive sin Delia. No quiero que Delia haya muerto. No quiero.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Mi hermana Delia: HERMANA MÍA




Y recé. Imploré, y supliqué y rogué y pedí y prometí 
 y le puse fuerza y visualicé violeta y me vestí de verde 
 y guardé estampitas y crucé los dedos y pensé en positivo 
y la rodeé de luz y mandé energía y pedí ayuda y me dejé ayudar 
y le hablé y confié y volví a rezar y volví a suplicar y volví a prometer. 
Y recé. 

Para que se entienda...
Delia estaba por cumplir 10 años cuando yo nací. He escuchado a mi abuela y a mi madre contar incansablemente que ella, Delia, me tomó como “su muñeca preferida”. Me cuidaba, me cambiaba, me peinaba, me alzaba, me jugaba, me daba de comer, me paseaba, me amacaba…

Delia estuvo presente en cada acontecimiento de mi vida. En todos y cada uno.

Delia me enseñó a caminar y a hablar. Me enseñó a leer y también me ingresó en el mundo de la lectura. Me llevaba a la escuela y me iba a buscar. En mis terrores nocturnos infantiles Delia todas las noches corría su cama hacia la mía para quedar cabecera con cabecera y nos dábamos la mano por debajo de las almohadas. Sólo así yo podía dormirme. Durante años. Más tarde supe que ella lo hacía para que yo no volviera a dormir a la habitación de mis viejos. Era tan joven y ya sabía lo que era mejor para mí. Y se jugaba por eso. Porque mi vieja decía, “pasamos la cama de “la Stellita” al cuarto nuestro de nuevo y listo, así vos podés dormir tranquila” Y ella contestaba, “yo duermo tranquila con la mano de “la Stella” entre la mía”.

Me hizo conocer en forma muy temprana a Los Beatles, a Serrat y a Miguel Hernández. Tuve primera noción de la dimensión del dolor cuando se vino a vivir a Buenos Aires. Yo tenía 9 años y me enfermé de tanto llorar. Y volví a la habitación de mis padres. No podía dormir sola. No podía con tanta soledad. También, luego, fue la dimensión de la alegría cada vez que iba a San Rafael a pasar las Fiestas y me traía con ella de vacaciones a su casa. Me encantaba venir a visitarla. En alguna de esas vacaciones me convenció de que la habitación de los padres es de los padres. Y que los miedos se vencen enfrentándolos…

Delia fue quien me enseñó eso de “hacerme mujercita”, como se decía en aquel entonces.

Me resultó siempre imposible no llorar cuando nos despedíamos. Si era ella la que se iba yo quedaba en el andén llorando y ella desde la ventanilla me sonreía acercándome consuelo mientras repetía abriendo grande su boca (para que yo pudiera leerle los labios): “NO LLORES. NO LLORES”. Y cuando era yo la que me volvía a casa, la situación se repetía “en viceversa”, yo arriba del micro y ella en el andén, con la mano en alto y a su boca, sonriendo, moviéndose enorme: “NO LLORES. NOLLORES”. Ni sus promesas de escribirme cada semana (que cumplía puntualmente) me acercaba ese consuelo cuando me despedía de ella.

Con Delia conocí el mar.

 Fue ella, también, la que me dio la noticia de la temprana muerte de mi padre. “¿Él está bien?”, pregunté yo desde mi negación de adolescente. Y ella, tomando mi cara entre sus manos y mirándome profundamente como sólo ella sabía hacerlo me contestó: “Sí. Él está bien… Él ya está bien.” Y me abrazó llorando. Esa fue la forma… Esa fue la frase… todavía puedo escucharla. Tenía una enorme capacidad de sintetizar en una sola frase un mundo entero. Eso siempre me maravilló.

Cuando Delia cursaba su primer embarazo tuve sus síntomas. Yo tenía 15 años y a la distancia sentía náuseas, mareos, me paraba con la panza para adelante y la mano sobre el vientre. No sé si eso es bueno o malo. Pero me pasaba. Nos reíamos mucho o, más bien, muchos se reían de mí. Ella me abrazaba y me llenaba de besos.

Delia me trajo a vivir a Buenos Aires.

Con ella y su primera hija bajamos del tren en Retiro, mi madre y yo, cuando decidió ir a buscarnos para venir a vivir en su casa. Eran tiempos negros. Los temibles días de la dictadura. Valiente como siempre arriesgó su vida para protegernos a nosotras que nos habíamos quedado demasiado solitas en la tierra familiar.

Delia me cuidó de los milicos.

Mis dieciséis mendocinos años llegaron a Buenos Aires sin entender nada lo que estaba pasando. Y con miedo y en voz baja fue ella quien me develó qué eran la injusticia social, la solidaridad, la generosidad, la justicia, la política, la militancia, los derechos humanos. Su grito era mi grito, su escondite mi escondite, su pasión la mía, sus amigos mis amigos. Sus compañeros desaparecidos fueron, son, mis desaparecidos.

Delia me presentó a las Madres de la Plaza.

Yo hablé durante años por boca de mi hermana. No emitía opinión sin antes corroborar con ella si no estaba equivocada… Durante algún tiempo tuve que trabajar intensamente para separar mi voz de la suya. Y cuando finalmente pude adueñarme de palabras y afianzarme en opiniones, hacer un camino propio, aprender a soportarme, volví a acordar con sus dichos, sus ideas, sus principios. Ya éramos maduras.

Delia me enseño a crecer.

Me costó mucho entender qué joven era mi hermana cuando yo la veía tan grande, grande, grande. Qué joven era cada vez que nació cada una de sus hijas… (con las otras dos también tuve síntomas). Yo la veía tan madraza, tan experimentada. Allí estaba yo mirándola cambiar pañales, dando la teta, haciendo papillas, consolando celos, bajando fiebres, y ayudando a crecer. Para mí Delia siempre supo todo. Y podía ponerlo en palabras sabias con tanta facilidad, con tanta síntesis… palabras que abrazaban, consolaban, calmaban, aclaraban, ordenaban.

Delia me ayudó a decidir tener a mi hijo.

Y también estuvo allí el 12 de julio de 1989 cuando comenzaron mis primeras contracciones. Y allí estaba tocándome la frente cuando me llevaban para la sala de parto y en la habitación cuando me trajeron a Lautaro. Fue ella quien me dijo: “ponelo en la teta, Stella”.
Y también estuvo sosteniéndome y secando mis lágrimas cuando sucedió lo de Tobías, mi segundo hijo.

Por suerte también hemos peleado… Hemos desacordado, discutido, nos hemos distanciado. Y siempre nos hemos reencontrado. A veces me sublevaban sus intransigencias. Porque, claro, yo me montaba en las mías. Y después sucedía el abrazo.

Fue Delia, obvio, quien me dijo en un hilo de voz: “la mami falleció, Stellita”. Eso fue hace cuatro años. Y "la Stellita" bajó del taxi y nos fundimos en uno de esos abrazos en los que no se sabía dónde empezaba una y dónde terminaba la otra. Cuando nos miramos éramos otras. Éramos huérfanas... Pero nos teníamos mutuamente.

A partir de ese momento muchas veces sentí que yo era “la mayor”. La más grande. En edad, digo. Más grande que Delia es difícil que alguien sea… Pero digo: ella estaba frágil desde hace algún tiempo y yo quería, necesitaba, cuidarla. No sé si lo logré… Pero sé que lo intenté. Hablábamos todos los días. Todos. “Fundamos” una cofradía con tres amigas y adquirimos el compromiso de escribirnos al menos una vez por día. Todos los días. Será muy difícil, (difícil por decir algo, será devastador), soportar no volver a tener el privilegio y la emoción de recibir sus palabras cada día.

Una dulce sensación, frente a este océano de tristeza, desazón y dolor, es percibir que no nos quedaron cuentas pendientes. Nos hemos dicho todo… o por lo menos todo lo que tuvimos ganas de decirnos. Nos hemos abrazado mucho. Hemos discutido. Hemos charlado. Nos hemos dicho “te quiero” infinidad de veces. Y aseguro que no hacía falta. Nuestro amor era palpable. Pero lo decíamos igual.

Sí nos quedó mucho por hacer: infinidad de cafés, demasiados mates, charlas a raudales, idas al cine, al teatro, salidas con Camilo, salir de compras, ir juntas a un spa, hacer un viaje, incontables chismes, excesivas risas… Envejecer juntas, como solíamos prometernos.

Voy a extrañarla hasta lo inimaginable. Hasta en mi último aliento… Ya la extraño. Hace días que la extraño. Que la necesito. Como aquellas noches que corría su cama para darme su mano por debajo de la almohada…

Me consuela un poco, pero sólo un poco, saber que ella no sufrirá este dolor que estoy sufriendo, que no será atravesada por este agujero feroz que me deja sin pensamiento, que no quedará ausente de tanta ausencia… “Vos tenés el deber de morir después que yo”, me dijo alguna vez hablando de la muerte, “porque soy la mayor, y porque no soportaría tanta pena, no vine preparada para eso”. Ella… que parecía preparada para todo. Lo que no sabía, y se fue sin saberlo, es que yo tampoco. Yo tampoco soporto esta pena. Yo no soy fuerte… nunca lo he sido. Era fuerte porque la tenía a Delia. Ahora que no está sólo un suspiro puede derribarme… Y no tengo su palabra para que me diga cómo evitar ese suspiro…

Delia murió el 13 de agosto. Murió. ¿Murió? ¿Cómo es posible?
En fin… que estoy deshecha. En el sentido más literal y exacto de la palabra. Des-hecha. Deberé empezar a rehacerme sin Delia. Sin su enorme asistencia. Sin su omnipresencia. ¿Cómo se hace? ¿Por dónde se empieza? No sé… no sé cómo será la vida sin Delia.

(Con real, profundo, extremo, irreversible, dolor en el alma)
Agosto, 2012.

domingo, 5 de agosto de 2012

¿A qué está dispuesto un actor por un poco de notoriedad?


‎"Rosemary Woodhouse, una joven ama de casa, está casada con el actor de teatro Guy Woodhouse. Rosemary es una mujer joven y alegre, totalmente dedicada a su hogar y a su marido, con quien anhela tener un bebé. Guy, por su parte, desea alcanzar el estrellato. Guy y Rosemary acuerdan tener el hijo tan deseado, y planean la fecha ideal para que ella quede embarazada. Una noche, Rosemary tiene alucinaciones y pesadillas, en las que es aparentemente violada por un ente no humano. Cuando despierta, Guy se disculpa por haberle hecho el amor mientras estaba inconsciente, y ella descubre que está embarazada. Guy le ha vendido (a través de una secta) el alma de su primogénito al Demonio a cambio de convertirse en una estrella de teatro, reemplazando a una primera figura que la secta deja ciego en un accidente planificado". 

Siempre me ha llamado la atención que tanto en la novela original de Ira Levin , como en la extraordinaria adaptación de Roman Polansky, quien vende el alma de su hijo al diablo sea un actor de teatro sin trabajo, deseoso de notoriedad...

lunes, 30 de julio de 2012

"Dejar ir" es dejar crecer. Y también crecer.



‎"Dejar ir es mejor que retener"... Aunque duela, duela, duela, duela... "Dejar ir"... sin maquillajes, atravesando el dolor. "Dejar ir" no es lo mismo que "mirá cómo te dejo ir pero te tengo acá". "Dejar ir" duele. Mucho. Pero deja crecer. De verdad. Sin maquillajes. A veces resulta insoportable. En el literal y exacto sentido de la palabra. Insoportable. Y no se soporta, y se sigue soportando. "Dejar ir" deja crecer. Y hace crecer. También se crece "dejando ir". Es un ejercicio difícil, intenso, extremo. Hay "permisos" disfrazados. Y el que cree que se ha ido no se ha ido y sigue ahí. Porque el otro le disfraza el permiso... Yo sé de qué hablo. Yo sé.

lunes, 23 de julio de 2012

Se murió Alicia Zanca... Y es tristeza.


Tamara Garzón Zanca y Lautaro (mi hijo) tenían entre 3 y 4 años cuando comenzaron a ser compañeritos de Jardín de Infantes. Ahí conocí a Alicia. Y recorrimos juntas, y junto a otras madres con las que formamos un grupo muy unido (Sandra, Vilma, Susana, Marcela), el resto de ese período y los 7 años de la primaria. Tuve el privilegio de compartir con ella muchos cafés, muchas charlas, mucho acto escolar, mucha risa, algunos llantos... No sé si fuimos amigas pero sí sé que nos unió un cariño entrañable que tenía que ver con el amor de nuestros hijos. Descubrí en Alicia a una madre inmensa. INMENSA. A una luchadora incansable, a una estudiosa insaciable. Alicia miraba profundamente a los ojos; cuando te abrazaba te abrazaba fuerte, cuando reía contagiaba y cuando lloraba uno lloraba con ella. Mujer intensa... agradecida, sensible. Sus hijos Juan y Mariano le habían ofrecido un camino de la vida que ella transitaba con pasión y alegría. Y Tamara era su proyección y su faro. La escena nacional la va a extrañar. Tanto como aquellos que tuvimos el placer de conocerla de cerquita... Hoy no puedo pensar en otra cosa... Es como si se hubiera abierto con su muerte una represa de recuerdos, de imágenes, de colores... Veo las fotos que Tamy pone en su muro de facebook y no puedo dejar de llorar... Por Tamy, por Juan, por Mariano y un poco por mí; porque con su muerte comienza a morir definitivamente un período de vida que parecía reciente e intacto...
¡Hasta siempre, Tana!

miércoles, 11 de julio de 2012

23 años


Yo quisiera estrenar palabras para dedicárselas a Lautaro. 
Pero no me salen. 
La emoción de recordar aquel día, hace 23 años, me impide escribir, 
¡con lo que me gusta!, 
la exacta dimensión de lo que siento. 
De todo lo bueno que le deseo... 
¡¡¡Feliz cumpleaños, hijo!!!!





martes, 29 de mayo de 2012

El Gran Galeano...


ENTREVISTA DE IMA SANCHÍS A EDUARDO GALEANO. 
Publicada en: LaVanguardia.com

Foto: Jordi Roviralta

Vivimos para trabajar, ¿qué error hemos cometido?
La economía está al servicio de la industria militar que es el nombre artístico de la industria criminal.

¿El prójimo es el enemigo?
Sí, somos una civilización de soledades que se encuentran y desencuentran continuamente sin reconocerse. Ese es nuestro drama, un mundo organizado para el desvínculo, donde el otro es siempre una amenaza y nunca una promesa.

El miedo nos domina.
Es el pretexto para que esta industria pueda prosperar, porque necesita guerras y enemigos, y si no existen hay que inventarlos. Fíjese en el caso de Nelson Mandela.

El mundo celebra el día que nació.
Pues ha figurado en la lista de enemigos peligrosos para la seguridad de EE.UU. hasta el 2008. Durante 60 años el africano más prestigioso fue un terrorista para el país dominante. ¿Cómo vamos a creer en todo lo que nos cuentan sobre las amenazas terroristas?

¿Somos un gran rebaño de borregos?
Por todos lados aparecen símbolos asombrosos de resistencia y de vida. Lo mejor que tiene la vida es la capacidad de sorpresa.

Sin embargo, vamos tras la seguridad.
Vivimos en un mundo inseguro, no sólo porque podemos ser robados, asaltados... Los coches matan más que las drogas, y el aire que respiramos y los pesticidas nos exterminan. Sólo si nos articulamos para defendernos de un sistema que es enemigo de la naturaleza y de la gente podremos hallar espacios de seguridad.

¿Qué nos hace libres?
Los desafíos que uno enfrenta cada día son los que te abren una rendija para elegir entre la dignidad y la obediencia. Libre es el que es capaz todavía de elegir la defensa de su dignidad en un mundo donde, quieras o no, en algún momento tendrás que tomar partido entre los indignos y los indignados.

Desde niños nos adoctrinan hasta el punto de que nos parece normal lo anormal.
Que el presidente Obama recibiera el premio Nobel de la Paz con un discurso de homenaje a la guerra "justa y necesaria contra el mal" ilustra lo que usted dice.

¿Qué semilla se puede plantar para que la gente sospeche?
Hay que ver al revés las historias que los diarios nos cuentan para poder entenderlas al derecho: Iraq invade EE.UU. porque sus arsenales de armas de destrucción masiva son un peligro para la humanidad. Lo que es verdad, pero este fue el pretexto de los americanos para invadir Iraq y matar a una cantidad ingente de civiles.

¿Cómo averiguar si uno está vivo o es un muerto viviente?
Habrá que preguntarse hasta qué punto soy capaz de amar y de elegir entre la dignidad y la indignidad, de decir no, de desobedecer. Capaz de caminar con tus propias piernas, pensar con tu propia cabeza y sentir con el propio corazón en lugar de resignarte a pensar lo que te dicen.

...
La mayoría trabaja a contracorazón y termina viviendo una vida que no es la suya por las necesidades materiales, y eso es lo que hace que algunos no se den cuenta de que murieron hace muchos años, la última vez que fueron capaces de decir no.

¿Es una utopía un mundo en el que la gente haga lo que le gusta?
Como dice el patriarca del cine argentino, Fernando Birri, la utopía sirve para caminar. A mí me gusta mucho ver el universo por el ojo de la cerradura.

¿Desde lo pequeño?
Sí, para no confundir la grandeza con lo grandote, una de las confusiones del mundo actual. La grandeza no está en los hechos espectaculares, está en la vida cotidiana.

Hay que endulzarla.
En el manicomio general, los franceses dictaron una ley que era un acto de cordura: ya que tenemos máquinas capaces, tengamos 35 horas de trabajo semanal, pero duró 10 años. ¿Por qué el progreso tecnológico tiene que producir angustia y desempleo?

El 99% de las especies del planeta no viven para trabajar, y no les va tan mal.
Nosotros nos hemos especializado en ser instrumentos de nuestros instrumentos, y somos los únicos capaces de destinar nuestros mejores recursos al exterminio loco. Cada minuto el mundo destina tres millones de dólares a gastos militares y mueren 15 niños de enfermedades curables. ¿Qué clase de especie es esta que dice ser la racional?

¿Qué faceta humana nos destruye?
El conformismo, la aceptación de la realidad como un destino y no como un desafío que nos invita al cambio, a resistir, a rebelarnos, a imaginar en lugar de vivir el futuro como una penitencia inevitable.

Y eso hay que hacerlo en compañía.
Sí, en solidaridad, que es un sentimiento horizontal. La caridad es vertical y no me gusta. Hay un viejo proverbio africano que dice que el que da está siempre por encima de la mano que recibe. De hecho, nuestros antepasados sobrevivieron porque supieron repartir la comida y defenderse juntos.

Pese a ello, somos tan destructivos...
Me imagino un juicio universal a la condición humana de las plantas y los animales, apuntándonos con sus patitas y con sus ramitas y preguntándonos: ¿qué han hecho del mundo?, ¿por qué nos mataron? Qué terrible confusión creernos dueños de la naturaleza.

viernes, 18 de mayo de 2012

VUELA LAUTARO


Alza vuelo mi hijo. 13 de mayo, 2012. Día intenso. Esperado y sin embargo, en algún punto, doloroso... Abismal. Lautaro, amado hijo, luz y centro de mi vida... Se mudó a la adultez. Maravilloso. Fuerte. Extraño. Raro de toda rareza... Movilizador... Tan movilizador. Miles de imágenes, de recuerdos, de sensaciones... Mi hijo. Hijo mío. Amado... Que tu vuelo tenga la fuerza de un halcón, el brillo de un colibrí, la poesía de una gaviota, la fragilidad de un gorrión, la música de una alondra, los colores de un canario...
Te amo tanto. Tanto... Un amor que hace feliz... y también duele. Por miedo, por incertidumbre. Pero alzás un vuelo con brillo y yo volaré siempre a tu lado orgullosa, expectante.
"Generaste un hombre libre" me dijeron hoy. Y yo deseo profundamente que así sea...

lunes, 16 de abril de 2012

RENUNCIA

Compañeros, compañeras, camaradas, amigos, amigas, contactos, posibles interesadxs:

Siento la necesidad de informar y dejar en claro que por muchas y diversas razones, y de acuerdo con formas particulares de pensamiento, he resuelto dar por terminada voluntariamente la relación que me unía con el Encuentro Nacional de Actores.

Dejo en claro que me he sentido orgullosa de haber participado de la gestación y posterior nacimiento de una Agrupación que intenta participar de manera activa en la política interna de la Asociación Argentina de Actores y que se preocupa por las diferentes problemáticas que los actores enfrentamos cotidianamente.

Demás está decir que siempre apoyaré aquellas acciones de bien que estén dirigidas a brindar a los actores mayor dignidad en su trabajo, pero ya no participaré orgánicamente del accionar, de las reuniones ni de las decisiones de esta Agrupación.

Por último, quiero agradecer profunda y sinceramente a todas aquellas personas que se acercaron, primero, al Espacio de Discusión y Debate Fray Mocho y, luego, a la Agrupación Encuentro Nacional de Actores respondiendo a una convocatoria personal de mi parte.

A todos y todas los que hoy integran la Agrupación les deseo lo mejor.

Saludos.

Stella Matute
DNI 13.880.036
Socia AAA: 11.576

jueves, 9 de febrero de 2012

SANDRA cumple años



“Una amigo es uno mismo con otro cuero”
Atahualpa Yupanki

A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas;
los arrebatos de humor, la negligencia,
las vanidades, los temores y las dudas.
Alberto Cortéz

“Lo perfecto es enemigo de lo bueno” dicen que dijo alguna vez un General. Y debe ser cierto... Porque cuando uno quiere que algo le salga “perfecto”, generalmente “no sale nada”.
Algo de eso me ha pasado en estos días pensando qué regalarle, a la distancia, a mi amiga Sandra que hoy cumple años. He ido y venido en ideas, en imágenes, en recuerdos, en anécdotas, en textos míos, en textos de otros, en frases... y nada... Nada me conformaba, nada me conforma. Nada es todo lo perfecto que a mí me gustaría...
Entonces decidí hacer una mezcla de todo. De imágenes, de recuerdos, de anécdotas, de textos míos y de otros.
Empezaré diciendo que Sandra es AMIGA. AMIGA en el más literal sentido de la palabra. Sandra profesa la amistad (ese “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”, según el diccionario español). Pero además “milita” la solidaridad, le generosidad. Siempre anda corriendo de un lado para el otro porque alguien necesita algo... Y es curioso... Porque una de las acepciones de la palabra “amiga” (también según el diccionario) es “que gusta mucho de algo”. Y eso también lo ejerce. Porque cuando a Sandra algo le gusta, le gusta mucho.
Sandra...
La conocí el primer día del preescolar de nuestros hijos. Nos miramos y me sonrió con su franca sonrisa. Ellos, nuestros hijos, se hicieron amigos inmediatamente. A nosotras nos llevó un tiempo, pero en algún lugar de mí siempre supe que ella sería este ser entrañable que hoy es en mi vida.
He tenido, tengo y tendré siempre tanto que agradecerle a Sandra. Han sido, ella y su marido, siempre tan buenos conmigo y con Lautaro.
Toda vez que estoy con Sandra yo me siento “en familia”.

Por eso, Amiga, hoy quiero homenajearte. Hoy cumplís años y yo quiero homenajearte... y si fuera posible, inaugurar palabras que celebren la fecha... No me bastan el “feliz cumpleaños” ni el “te mando un abrazo” ni el “lo mejor te deseo”. Me falta diccionario, Amiga, para poder decirte lo que quiero. Quiero poder decirte que admiro tu sonrisa siempre alerta, tu risa franca, tu oficio, tu templanza, tu ternura; quiero poder decirte que siempre necesito tu consejo, tu palabra, tu abrazo, tu frescura... Quiero poner mi hombro y que descanses tu fatiga, tener la palabra exacta que te alivie algún dolor y el regalo preciso que encienda tu alegría. Te regalo el olor a tierra húmeda, un almuerzo en familia,, un día de tormenta, un árbol florecido, el arcoiris todo, un río mendocino, el vuelo de los pájaros, la canción de Los Beatles, una fiesta de amigos, un poco de Justicia, una Marcha valiente, un atardecer marino, un puñado de luna que ilumine tu noche y un sol encandilante que haga brillar tu día. Y también te regalo, Amiga mía, “6, 7, 8..” copas de doradas burbujas que brinden por tu vida. ¡¡¡Salú!!!!

A Sandra de Luca

miércoles, 25 de enero de 2012

MULTIFACÉTICA

A veces yo no soy yo... O sí... 

viernes, 13 de enero de 2012

Yo me nazco, yo misma me levanto...

Yo me nazco,
yo misma me levanto,
organizo mi forma
y determino mi cantidad,
mi número divino,
mi régimen de paz,
mi azar de llanto.
Establezco mi origen,
y termino porque sí
para nunca por lo tanto.
Soy lo que se me ocurre
cuanto canto.
No tengo ganas de tener destino.
Mi corazón estoy elaborando,
ordeno sufrimiento a su medida
educo al odio,
y al amor lo mando.
Me autorizo a morir sólo de vida.
Me olvidarán sin duda,
pero cuando mi enterrado capricho
lo decida.
(María Elena Walsh, Asunción de la poesía)