lunes, 30 de julio de 2012

"Dejar ir" es dejar crecer. Y también crecer.



‎"Dejar ir es mejor que retener"... Aunque duela, duela, duela, duela... "Dejar ir"... sin maquillajes, atravesando el dolor. "Dejar ir" no es lo mismo que "mirá cómo te dejo ir pero te tengo acá". "Dejar ir" duele. Mucho. Pero deja crecer. De verdad. Sin maquillajes. A veces resulta insoportable. En el literal y exacto sentido de la palabra. Insoportable. Y no se soporta, y se sigue soportando. "Dejar ir" deja crecer. Y hace crecer. También se crece "dejando ir". Es un ejercicio difícil, intenso, extremo. Hay "permisos" disfrazados. Y el que cree que se ha ido no se ha ido y sigue ahí. Porque el otro le disfraza el permiso... Yo sé de qué hablo. Yo sé.

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