miércoles, 21 de enero de 2009

COMO DIJO "IKE" de Fernando Musante

.Quizá nadie como los judíos ha hecho tanto por mantener la cruz gamada (svástica) como símbolo. Del horror, pero símbolo al fin. Millares de películas, de libros (con ilustraciones) y otras herramientas de comunicación, han sido difundidas en el mundo con ese objetivo, y lo bien que han hecho. No puede construirse nada bueno sobre la base del desprecio a quienes no son como nosotros (o como nosotros pensamos que se debe ser). Esta lacra –como modelo de pensamiento– es común a quienes se sienten “iluminados”, pertenecientes a “ razas superiores” o a “pueblos elegidos”.
Sin ánimo de contradecir a Marx y a Engels podría decir que la historia de la humanidad es la historia de los genocidios. Desciendo –y muy orgullosamente– de gentes de pueblos originarios de América y crecí en un hogar peronista y sé de lo que hablo, porque he sufrido en carne propia la segregación y el desprecio.
No ha de ser en vano que los S.S. lucían en sus gorras una calavera. Tampoco que el General Millan de Astray haya popularizado el grito de guerra de la Legión (franquista): ¡Viva la muerte! Consigna que horrorizó a Unamuno. No hay duda: hay quienes juegan para el equipo de la muerte y quienes jugamos (o intentamos hacerlo) para el de la vida.
No hace demasiado tiempo recibí un mail en mi casilla de correo, contaba sobre una anécdota atribuida al General Dwight David Eisenhower, luego presidente de los E.E.U.U. Parece que Ike (así se lo llamaba) ordenó que sacaran fotos y se filmaran los horrores con los que las fuerzas aliadas se habían topado al liberar los campos de exterminio. En diferentes de ellos habían muerto judíos, gitanos, católicos, homosexuales y “comunistas”, con la excusa de lo errático de la elección (o la determinación) de sus confesiones religiosas, orígenes étnicos, preferencias sexuales y/o ideas políticas. Se calcula en cerca de diecisiete millones de personas (es decir pares nuestros por iguales en la portación del genoma humano) la cifra de los muertos, y de manera espantosa.
Dicen que el General dijo: “filmen y fotografíen todo. Llamen a los alemanes para que entierren los cadáveres. Que el mundo conozca este horror, no sea cosa que dentro de algunos años algún hijo de puta diga que esto es mentira”.

Hago mías las palabras del General Eisenhower y digo:

¡Qué el mundo vea la masacre de Gaza!
¡Qué todos la recordemos!

No sea cosa que dentro de algunos años algún hijo de puta la niegue, o –aún peor– le encuentre justificación culpando a las víctimas.
Hoy, la svástica ha sido reemplazada por la bandera israelí y no es culpa del mundo. Y, reza en la Biblia: “quien siembra vientos, recoge tempestades”; y dice Arnold Toynbee: "Todo puede hacerse, excepto: no pagar las consecuencias".
A propósito (y por si las moscas): Dice el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua: “Semita”: (adj.) Según la tradición bíblica, descendiente de Sem. (adj.) Dícese de hebreos, árabes y otros pueblos. (adj.) Perteneciente o relativo a esos pueblos.
Sin más, saludos (y me confieso responsable de "las negritas", y entiéndase como se quiera o pueda).
F.M.
Adhiero en todos sus términos. Stella Matute

Artículo de Eduardo Galeano

Comparto esta nota de Eduardo Galeano que me pareció IM-PE-CA-BLE. Con mi absoluto repudio hacia el Estado de Israel. Que no tiene nada que ver con ningún repudio "antijudaico".



Operación Plomo Impune
Por Eduardo Galeano

Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.- - -
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.- - -
Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.- - -
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.- - -
Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?- - -
El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.- - -
La llamada comunidad internacional, ¿existe?¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos. La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.

(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.)

viernes, 9 de enero de 2009

¿QUIÉN ERA HUGO BELLINI?

Conocí a Hugo Bellini en el año 1981. En una reunión en la casa de Pilar Flaster. Aquellas reuniones todavía tenían un color “clandestino” y todos nos sentíamos un poco cómplices de no sé qué cosa… Yo estaba sentada en el piso y no podía dejar de mirar a ese hombrecito flaco e inquieto que parecía no iba a dejar de moverse nunca. Bailaba, caminaba, ponía música, la cambiaba, proponía brindis y reía incansablemente. Me resultó un poco insoportable y se lo hice saber… Él se me quedó mirando con su característica mirada diáfana y al cabo de unos segundos lanzó una muy sonora, aguda e inigualable carcajada y me dijo casi a los gritos: “¡No te pongás así, Matuteeeee!”.
De ahí en más sólo nos quedó querernos e ir construyendo una muy honesta amistad que duró hasta ahora. Y más… Siempre nos dijimos todo… hasta hacernos enojar mutuamente. Para luego amigarnos en un brindis o un abrazo.
Hemos compartido desde grandes alegrías a profundos dolores. Desde enormes logros a duras decepciones. Muchas fiestas (eso sí), algunos desazones y encuentros intensos.
Hugo era (cómo me cuesta esa conjugación del verbo) un verdadero personaje. Insólito, por cierto. Eterno adolescente, enamoradizo incorregible, leal, solidario, buen amigo, soñador empedernido, ingenuo, bastante irresponsable, militante incansable del “Síndrome de Peter Pan”… Pero también comprometido militante de la amistad, de los derechos humanos, de la lucha por un mundo mejor.
Hugo estuvo cada vez que lo necesité. En las buenas y en las malas. Muy cerquita cuando nació Lautaro, mi hijo. Muchas veces recorrió la ciudad para conseguirme pañales, que en aquel alfonsineco año 89 escaseaban… Compañero fundamental en largas noches de llantos. Muchas veces venía a casa con comida y vino. Otras simplemente se sentaba en el comedor de casa a imponer compañía. Cuando tomé mis primeras vacaciones con Lautaro fue él quien me llevó a Retiro y despachó todo el equipaje y se encargó de tranquilizarme. Cuando cumplí 40 años lo festejé en su casa y fue él el motor organizativo de esa fiesta. Cuando viajé a España fue él quien se encargó de comprarme el Assist Card para que “estuviera protegida”. Y fue él quien llevo a Lautaro y a Julián a esperarme a mi regreso. Ese mismo año el teatro nos unió en el elenco de “La mayor, la menor y el del medio” y fue una experiencia increíble para nuestra amistad.
Nunca dejaba de sorprenderme. Hugo podía creer que una caja de alfajores cordobeses eran un buen regalo de casamiento. Y considerar que el mejor regalo que podía hacerle a su mujer el día de su Boda era “afeitarse la barba”. Tenía millones de esos detalles insólitos que lo hacían único. Súper único.
Después de una minuciosa y larguísima búsqueda conoció, finalmente, a “la mujer de su vida”. Una jujeña enorme llamada Verónica. Y con ella tuvo a Asiri Victoria que, fiel a su nombre, es un derroche de alegría.
Un poco más tarde pero más temprano llegaría Lázaro…
Y así armó esa familia con la que tanto soñó.
Fue una de las personas que más me hizo reír y más me hizo rabiar… Tenía características que me irritaban hasta lo imposible. Una de ellas era su obstinada impuntualidad. Hugo llegaba siempre tarde. Pero, también, Hugo SIEMPRE llegaba. Aunque uno ya se hubiera ido, cansado de esperarlo.
A lo único que llegó temprano fue otra de las malas pasadas que le jugó esa impuntualidad incorregible. Llegó demasiado temprano a su muerte… Demasiado temprano…
El 6 de enero parece que los Reyes pasaron por Córdoba y se lo llevaron con ellos como un invitado especial. No calcularon que nos dejaban tan huérfanos de brindis, fiestas, risas, abrazos y maravillas. También enojos, a qué negarlo.
Por suerte está Asiri, que apenas se sienta a la mesa mira profundo a los ojos, alza su copa y dice “¡Brindemos!”. Y Lázaro, que es su imagen y semejanza en escala. Sin ningún ánimo de “bajar” mandatos, seguramente serán ellos (y los recuerdos) lo que lo mantengan vivo en los que lo queremos (adviértase el presente del verbo...)
Finalmente, para contestar(me) la pregunta del título: Hugo Bellini es el hermano que elegí. Mi amigo. Y lo voy a extrañar por el resto del camino.


lunes, 5 de enero de 2009

Sonetos pa´mi

Estos sonetos fueron escritos por Fernando al principio de nuestra relación. Me enorgullece haber sido fuente de inspiración de versos tan lindos. Por lo menos para mí, son brillantes.


SONETO
(Prólogo)
Triste historia de un bardo farabute
de final incierto, aunque galante
que delata el costado diletante
de un verseador porteño bien debute.

Quiso ser como un viejo nigromante
custodio del arcano del disfrute
y se tiraba en cada verso al tute
con escudo de musas por delante.

Como en música se habla como el Dante
y la danza abreva en el franchute
probó, sin suerte, con la fabla rante

y no encontró final. Ni se discute.
Son fallidos sonetos que Musante
pretendió regalarle a su Matute.



SONETO I

Aquello, lo más propio, me es ajeno
lo mío, lo más mío, eso es de otro.
Un otro que rebelde como potro
convoca lo más puro y menos bueno.

Un otro de cintura y mocedades
que niega lo más mío de mi acento
que riega mi raíz y mis momentos
desde el silencio final de mis edades.

Y fue tu llama fiel, tu desaliento,
tu desconfianza y mis falsedades
el sintético lugar de aquel lamento

que pudo con el juez y sus rufianes
y construyó un hogar, amarillento,
pero lleno de flores y cantares.


SONETO II

Ni héroe, ni traidor. Es mi única gesta
saborear tus más íntimos sabores
y soñar con un cielo de colores
como el sol, cuando lento se recuesta.

Convocar sin más ley, de mil amores,
al misterio primal en brava apuesta;
y esa férrea voluntad se manifiesta
al conjuro –sin par– de tus olores.

En vos, la flor más flor entre las flores,
bebo el vino de una vida que se presta
para engendrar más tiempos y mejores.

Y trascender es disfrutar la cuesta
de tus muslos, tus pechos, tus temblores
y encontrarme en tu piel es una fiesta.


SONETO III

Y fue la noche de la cercanía con cada maravilla de este mundo.
El azul, tan unánime y rotundo
y el silente cantar de la armonía.

El mar, que sabe ser tan iracundo,
sujetó firme su ola más bravía.
Transpiraba la brisa poesía
y el tiempo cupo entero en un segundo.

Todo el frío, y ese perro vagabundo
al mirar tu temor y mi osadía
olvidaron lo suntuario y lo profundo.

La pálida verdad, tan fantasía
cual farol de alumbrar meditabundo,
se disfrazó de envidia; eras mía.



SONETO IV

Los arábigos signos en su intento
por precisar el monto de las cosas
parecen tristes muecas caprichosas.
y parecen molinos sin un viento.

No puede su engreído fundamento
con el vuelo de etéreas mariposas
con noches de caricias primorosas
con mi espera final, ni con mi aliento.

Cuánto mide el olor de aquel momento
cuánto pesan tus lágrimas dichosas
cuánto dura el placer y hasta el tormento.

Cuánta voz, cuánta piel –y cuán de hermosas–
Será que es pequeño el sentimiento
Será que fueron pocas tantas rosas.


SONETO V

Yo creí que no hallaba consonante
como Lope, en su hora más sombría
y en la maraña de la poesía
perdió el rumbo mi paso vacilante.

Fue la insensatez de mi porfía
(más veleidad de caballero andante
que un frívolo capricho de Violante)
lo que impulsó tan loca travesía.

Y fue mi amor hurgando sin baquía
como aquel solitario navegante
que no sabe que en el cielo hay una guía

que no sabe de brújula o sextante
ni sabe que tu piel al mediodía
lleva grabada la palabra amante.



SONETO VI

Cuando supe tus íntimos sabores
cuando vencí tu tierna resistencia
cuando pudo mi amante prepotencia
gozar toda tu piel y sus temblores,

no supuso mi ser y su insolencia
que aquella tempestad de mil colores,
que todo el vendaval de tus olores,
que toda la verdad, con su vehemencia

de tu hembra razón, con las mejores
razones que imagina cualquier ciencia;
llenaría de amor mis mil temores

y sería por qué de mi existencia.
Lo aprendí esta noche, entre dolores,
cuando quise dormir junto a tu ausencia.



SONETO VII

¿Qué deseo se esconde en esa estrella?
Quién cubre, con sonar de serenata,
la más tierna y armoniosa caminata,
la nuestra, la más pura, la más bella.

quién pintó el contraluz que te retrata.
Qué madre de que Dios dejó la huella
de salitre, de espuma y de aquella
suavidad del oleaje, cual sonata.

Te celebra el mar de Mar del Plata
está el viento y la luna y hasta ella,
con un manto de insólita fogata

me enamora tu piel y una centella
se aloja en tu mirar y me arrebata.
¿Quién sonrió esa noche en esa estrella?


SONETO VIII

Por rincones de turbios andurriales
agonizan los poemas, odas, cuentos,
víctimas de los mejores intentos
de aprendices de poetas populares.

Escucho los más lúgubres lamentos
son de aquellas palabras singulares
muertas por quienes riman vendavales,
los que a los cielos llaman: firmamentos.

Se sienten más allá de los mortales
complican los más simples sentimientos
y llaman “nosocomios” a hospitales.

No saben que tus ojos son tormentos,
tampoco que tus labios son corales
y tu voz: el mejor de los acentos.



SONETO IX

¿Quién sos? Compañera, y dulce amante
maravilla que ignoran las Alicias
razón ajena a razones fenicias
luz extrema, tozuda, militante.

Propietaria de todas mis caricias
fiel guardián de mi deseo constante,
refugio de mi alma trashumante.
La cierta de mis historias ficticias

Reina entre plebeyas y patricias
por tu entraña feroz y palpitante,
ajena a mezquindades y avaricias,

tan ardiente, tan húmeda y sangrante.
Yo gozo del sabor de esas delicias
mientras sueño mil vidas por delante.


SONETO X

Hay un ser especial entre esos seres
que acuden cada vez que los invocas
y braman toda vez que los provocas.
Son Rosas que detestan mercaderes,

o Evas, tan valientes como pocas
o Marías por sus mágicos poderes
o Judith al cumplir con sus deberes.
Magdalenas, de tentadoras bocas

y Juanas (tan doncellas y tan locas).
No pactan con los “fueres” ni los “vieres”
y clásicas modernas o barrocas

benditas, como todas las mujeres;
son frágiles, o duras como rocas.
Y vos, sos especial entre esos seres.


SONETO XI

Según la Teogonía, nueve musas
Son las deidades que iluminan
los senderos de aquellos caminan
entre cabriolas, rimas, semifusas

Se nutren por igual (cuando los miman)
de las gracias de aquellas papirusas
en lenguas cultas y en las rantifusas
músicos, bardos, y hasta los que opinan.

Yo digo que son diez, y algunas trinan
otras se juegan a ruletas rusas
hay a quienes los dientes les rechinan

rasgan sus pilchas. Pelos como chuzas.
Y… son minas, los celos las dominan.
Pensaban que eran nueve, las ilusas.



SONETO XII

“El íntimo cuchillo en la garganta”.
“en mi vida me he visto en tal aprieto”
dos célebres momentos del soneto;
uno sorprende, el otro nos espanta.

Quien por amor se juega el esqueleto
y en verso, ante el decir se planta
siente todo un horror que se agiganta
frente al rigor del número concreto

Once perlas ligadas en secreto
por la urdidora que en silencio canta,
en catorce gradas de misterio neto.

Tu recuerdo me aturde, me quebranta
pues sé que el aritmético respeto
no es eso que mi sangre solivianta.



SONETO XIII

Si pudiera quererte sin usura
si supiera amarte, aún sin tenerte.
Si no te imaginara, más que verte.
si no fuera tan adicto a tu hermosura.

Si no doliera este gris al aguafuerte
si en mi sien no habitara la amargura
que en el umbral puntual de la locura
me ubica frente el miedo de perderte.

Si hubiera alguna dosis de mesura
–que me hiciera quererte tras la muerte–
la bebería a la salud de tu ternura.

Pero, si Dios me ungiera con tal suerte,
yo, no sería yo. “Genio y figura”.
Porque soy sólo un hombre y no tan fuerte.


SONETO XIV

En un rincón del centro de la nada,
en el hospital de la fantasía;
en la trastienda de la melodía
o en la cárcel de la voz rimada,

está presa mi musa más sombría.
La del dolor de cada madrugada.
La doliente, la tiste, la preñada
de miedos y letal melancolía.

Mi verso ya no vive en agonía
la palabra no vaga desdichada
y se yergue por pura rebeldía,

junto al tierno calor de tu mirada,
al saberme tan tuyo y vos tan mía
en la dulce comarca de la almohada.