martes, 31 de octubre de 2017

DESILUSIÓN

Confiaba en él. Cómo no iba a confiar. Si lo vio nacer, lo llevó a la plaza, lo fue a buscar al colegio más de una vez. Cómo no iba a confiar. Si lo ama como se aman a los seres esenciales. Cómo no iba a confiar. Lo invitó a su casa, le dio la llave, le mostró dónde estaban las pelis más divertidas, los libros más atesorados. Le dio la clave del wifi, le enseñó cómo conectar la compu con la tele. Abrió la alacena y le dijo todo tuyo, como si estuvieras en tu casa. Por olvido o por distracción o porque algún secreto los hogares siempre tienen, no le dijo dónde guardaba la plata. Pero no hizo falta, parece que lo averiguó solito. Porque cuando la anfitriona fue a sacar algunos billetes para ir al supermercado se encontró con que faltaba la mitad. Y no pudo ser nadie más. Qué dolor. Igual lo seguirá amando… cómo no. Pero ya no confiará. Ya no confiará.