martes, 21 de agosto de 2012
No quiero.
No quiero. No quiero que pase el tiempo. No quiero que nada se acomode. No quiero atravesar el duelo, ni amasarlo, ni cruzarlo, ni eludirlo. No quiero. No quiero que llegue el consuelo ni que se sequen las lágrimas. No quiero aceptarlo. No quiero. No quiero dejar de llorarla. No quiero que se me apague su voz. No quiero levantar el ánimo ni calmar la angustia. No quiero. No quiero descansar ni estar cansada. No quiero estar entera. No quiero que la vida “vaya”. No quiero este dolor. No lo quiero. No quiero el silencio. No quiero las palabras. No quiero ser fuerte ni débil ni nada. No quiero esta pena. Ni quiero el alivio.
Por momentos no quiero que la vida siga ni que el sol salga.
No sé cómo se vive sin Delia.
No quiero que Delia haya muerto. No quiero.
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