El poema “Como hoy” me fue dedicado en julio de 1988. En ese
tiempo, Delia con sus palabras y su presencia me rescataba de una crisis. Como
tantas veces antes, como tantas veces después. Ese largo y sanador poema
termina diciendo:
Si de morir vivimos
no vivamos muriendo,
vivamos de entregarnos...
no vivamos muriendo,
vivamos de entregarnos...
Clavemos las pupilas
en quien quiera mirarnos,
apretemos la palma
de la mano que pasa,
que escuchen nuestros gritos,
susurros o palabras...
en quien quiera mirarnos,
apretemos la palma
de la mano que pasa,
que escuchen nuestros gritos,
susurros o palabras...
Que se jodan la Muerte,
el Silencio y la Nada...
el Silencio y la Nada...
(para Stella - 1988)
MARÍA DELIA MATUTE
Todavía tengo su original manuscrito.
En aquel momento, todavía por dentro de un estado de shock yo intentaba
preparar un bolso para “irme a Cataratas”. Yo no recuerdo ese episodio, pero
Delia y mi amigo Marcelo me lo contaban riendo. Decían que muy seria yo intentaba
decirles lo imprescindible que era para mí irme a Cataratas mientras ellos
intentaban disuadirme de la irrealizable decisión. Yo no conocía Cataratas y
cuando me lo contaron me quede muy intrigada de por qué algo me impulsaba a ese
destino en un estado de crisis.
Unos meses más tarde, en marzo de 1989, mi entrañable amigo
Daniel Retamar me invitó a viajar con él para que conociéramos juntos lo que a
mí me invitaba a conocer mi inconsciente. Un encuentro con lo sagrado, lo
divino y lo sublime fue lo que me sucedió al asomarme a ese universo de aguas, verde,
mariposas, animales, bichos, cielo y sonido. No me alcanzaba el cuerpo con
todos sus sentidos para abarcar tanto. Fue una explosión de sensaciones. Un
encuentro con mi dios, y también con mi demonio. Bien entendí por qué sin saber
ya sabía que allí estaba la expresión más clara que la Naturaleza podía darme
sobre lo que me había sucedido unos meses atrás. La vida y la muerte fusionadas
en la intersección entre lo posible y lo imposible.
Dani me miraba conmovido mientras yo en íntima ceremonia me
saqué la remera y la arrojé para que la Garganta del Diablo se la tragara. Me
tragara. Intima ceremonia de exorcizar la muerte para recibir la vida que ya
latía en mi adentro.
Él, Dani, también ya peleaba mano a mano para no volver
demasiado pronto a Ser.
Así fue “mi conocer” Cataratas. A punta de estallido emocional.
Nos prometimos con Dani volver juntos a ese Encuentro. Pero
no pudo ser. La muerte se lo llevó nueve años después, demasiado temprano para
su intensa y revolucionaria vida.
A mi regreso la chala con Delia fue nutritiva. Para mi y
para ella que disfrutaba de mi alegría y mi relato. También nos prometimos ir
juntas algún día y tampoco pudo ser. Desaveniencias de los tiempos.
Pasaron veintiocho años y frente a otra crisis que tiñó de
tristeza mis días tuve el impulso de volver a Cataratas. Mi compañero no
conocía, yo necesitaba explosión de vida y nuestra realidad nos lo hacía posible. Allá fuimos. Allá fui. Y allí
estaba. Estaban. Una vez más la fuerza de la Naturaleza, de la Creación, me
puso en el abismo de Lo Sublime. Volví a deshacerme para fundirme en esa
grandiosidad a la que pertenezco y me pertenece. Me reencontré con Cataratas y
en ellas con Delia y Dani, que estuvieron siguiéndome en cada paso.
Al volver de una de las excursiones a esa maravilla, encontré
el lugar donde paré con mi amigo en aquellos tiempos de vacas muy flacas y juventud muy
aguantadora.
Y al día siguiente, al volver de otra excursión, encontré
este mail en mi casilla:
“Hola Stella !!! He leído uno de los poemas más bello y más cierto de
mis 67 años de vida. Que felicidad haberlo encontrado y pertenece a tu hermana
María Delia. No se el título pero el poema finaliza asi:
Si de morir vivimos
no vivamos muriendo,
vivamos de entregarnos...
no vivamos muriendo,
vivamos de entregarnos...
Clavemos las pupilas
en quien quiera mirarnos,
apretemos la palma
de la mano que pasa,
que escuchen nuestros gritos,
susurros o palabras...
en quien quiera mirarnos,
apretemos la palma
de la mano que pasa,
que escuchen nuestros gritos,
susurros o palabras...
Que se jodan la Muerte,
el Silencio y la Nada...
el Silencio y la Nada...
(para Stella - 1988)
MARÍA DELIA MATUTE
MARÍA DELIA MATUTE
Soy trasplantado de corazón y me gusta dibujar retratos. Ese poema me
dejó tan emocionado que como retribución a tanta energía que me llegó quisiera
humildemente retribuirla con un dibujo de la autora. A quien sin conocer quiero
y admiro.Obviamente que me informé de ella y de vos y también de la obra de
ambas. Lo que te pido de ser posible me envíes por este medio algunas fotos que
te agraden de tu hermana para poder hacer el trabajo si no tienes oposición.
Figuro en facebook como Oscar Quaglia que es mi nombre y vivo en San Francisco
-Córdoba. Desde ya muchas gracias !!!! Abrazos!!!!!
¿Casualidad? ¿Causalidad? No lo sé ni me importa. Para mi es
el poder de la Naturaleza que me encuentra con mi dios y desde ahí con mis
ausentes amados. Un detalle mas es que mi madre solía repetir con la severidad
tierna que la caracterizaba: “Nadie debería morirse sin conocer Cataratas”.
Ella también estuvo ahí.
Para dar corolario y brindarme otra señal, por si fuera
necesario, mientras elegía y editaba las más de cuatrocientas fotos que
sacamos, de golpe apareció esta:
Misterios de la vida. Generosidad de la naturaleza. Ayuda que mi alma recibe desde Cataratas. Fusión natural, ritual e inconcreta.
Quien tenga ganas de verlas, aquí están publicadas todas las otras fotos de nuestro viaje. Registro de nuestro paso por allí. Por lo Divino, lo Sagrado, lo Sublime: