"No quiero que me lloren
cuando me vaya a la eternidad,
quiero que me recuerden
como a la misma felicidad.
Pues yo estaré en el aire,
entre las piedras y en el palmar,
estaré entre la arena
y sobre el viento que agita el mar..."
Hoy se me han despertado miles de imágenes de una adolescencia mendocina, en la que Sandro me acompañaba en los primeros amores debajo de la parra de la casa de mi abuela...
Juro que no ando buscando morbosamente esos recuerdos... Vienen solos, juntos con una dulce melancolía que me llena los ojos de lágrimas.
Soy otra ya. Pero aquella que acompañaba la vida con sus canciones se ha despertado, con su muerte, desde algún rincón de mi alma...
Esta que publico es la tapa del primer disco que tuve... Que, paradójicamente, me lo trajeron los Reyes Magos cuando la vida era sólo futuro.
lunes, 4 de enero de 2010
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