Dicen que el amor vence al odio. Algunos lo dicen tan convencidos que me da esperanza, me conmueve. Sería lindo. Pero no creo que sea así.
Lo que el amor tarda tiempo y esfuerzo en construir, el odio puede destruirlo en pocos minutos. Eso pienso.
La maquinaria del odio más espeluznante que hemos tenido se llevó a 30000 compañeros. Los desaparecieron, los torturaron, les robaron a sus hijos, los asesinaron… Siglos nos llevará sanar esa tragedia.
Un solo malentendido puede tirar por tierra una amistad de 25 años…
Una sola infidelidad puede llevarse puesto a un matrimonio.
Un solo tiro pudo asesinar a Gandhi.
Una sola bomba destruye a un pueblo todo.
No… no es cierto que el amor vence al odio. El odio es mucho más poderoso.
Amar es un trabajo, es una decisión, es una construcción. Odiar es fácil. Destruir es mucho más fácil que construir. Eso siento. Eso creo.
Para que el amor venza al odio hay que trabajar mucho, esperar mucho, esforzarse mucho. Y siempre está el odio acechando con su poderío. Siempre.
Por eso hay que resistir tanto. Por eso siempre hay que estar alerta.
(reflexiones inútiles de una tarde pesimista…)
miércoles, 4 de marzo de 2015
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