"Gracias por ser música", le dijeron hace unos
días en un comentario y me quedé pensando...
Es cierto. Lautaro no hace música. Lautaro es música.
Un artista con una sensibilidad delicada y descomunal.
Dirán que lo digo porque soy la madre. Y es cierto.
Pero ser la madre de un artista obliga al extremo ejercicio
de la objetividad.
Saberlo mi hijo, entrañable, y ser una más, allí,
disfrutándolo como se disfruta el arte de un desconocido es de las vivencias
más intensas que me suceden.
Pienso mucho en eso desde que lo ví presentando su primer
disco solista.
Entrañable y extraño. Propio y ajeno. Todo al mismo tiempo y
sin medida.
La presentación de "DÍA A DÍA" fue una exquisita
ceremonia de poesía, música, fuerza y arte de alto vuelo.
Sencillez y talento combinados creo que es lo que da
estatura de artista.
Y a Lautaro Matute, mi hijo, le sobran las dos cosas.
Más simpatía, solidaridad, agradecimiento.
Es un capo.
Lo digo sin que me preocupen su pudor ni mucho menos las
sonrisas suspicaces detrás del comentario "qué va a decir si es la
madre".
Si. Tengo el honor y la titánica emoción de ser la madre de
un artista. De un músico que no hace música. La lleva adentro y la comparte con
otros.
"Gracias por ser música".
Gracias a la vida.
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