Hoy se cumple un año desde el extraño y
misterioso episodio de amnesia que cambió mis días. Recuerdo (o tal vez no) la
inquietante sensación de estar perdida en un laberinto de sombras y recuerdos
difusos. Fue como si alguien hubiera borrado partes de mi mente con un borrador
invisible, dejándome sin pistas sobre el pasado reciente o dónde me encontraba.
Durante unas horas, fui una desconocida en mi propio mundo, navegando por un
mar de olvido.
Aquel día –fue un martes- comenzó como
cualquier otro, pero en algún momento me sumergí en una secuencia de eventos
inexplicables. Algunos lugares familiares adquirieron un aire de misterio.
Intentando recordar sólo conseguía una sensación de vacío. Era como si el
tiempo se hubiera detenido, dejándome atrapada en un presente eterno.
Sin embargo, en medio de esa niebla mental
hubo algo casi mágico. El olvido me obligó a vivir el momento presente con una
intensidad desconocida. Olvidar para recordar. Olvidar para estar presente.
Y fue en medio de esa confusión que la presencia
de mi hijo se convirtió en esa mano imprescindible que me devolvió al recuerdo.
Su voz, su sonrisa, y su amor incondicional actuaron como un ancla que me
sostuvo cuando todo parecía navegar sin brújula. Su simple estar ahí, con su
mirada llena de amor y paciencia, fue lo que poco a poco me hizo recuperar la
conexión con mi propia vida.
A medida que las horas pasaron, los
fragmentos de mi memoria comenzaron a regresar, como piezas de un rompecabezas
disperso que se volvía a ensamblar. Con cada recuerdo recuperado, sentía una
mezcla de alivio y gratitud. Hoy, un año después, miro hacia atrás y veo ese
día no solo como una pérdida, sino como una lección profunda sobre el valor de
estar verdaderamente presente.
Este aniversario me recuerda que, a veces y
a pesar del susto, olvidar puede ser un camino hacia la renovación, una
oportunidad para redescubrir el mundo con ojos nuevos y un corazón abierto. Y
me recuerda también que el amor de mi hijo tiene el poder de sanarme incluso
las heridas más profundas del olvido.
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