martes, 7 de abril de 2015
A bancar los trapos.
Harta estoy de que un desacuerdo tire por tierra la historia de una amistad. Tuve muchos desacuerdos con mi vieja, es más, estuvimos años sin hablarnos y no por eso dejó de ser mi madre ni yo su hija. Ni por eso dejamos de amarnos. Grandes discusiones tuve con Delia, grandes diferencias, y sin embargo el amor era inalterable. Y los ejemplos podrían seguir. Me resulta de una inconmensurable injusticia que por un malentendido o por un "quítame esas pajas" los que eran amigos dejen de serlo y se permitan críticas clandestinas o silencios agresivos. Me pasa con gente cotidiana. También me pasa con el Nano... persona fundamental en la construcción de muchos de mis sentimientos y de mi ideología.
Hace unos días leí algo que me conmovió por lo sintético y contundente: "Serrat ya no se pertenece. Serrat es el que cada uno tiene consigo".
No voy a decir que no me duele en este tiempo no coincidir con él... Y que preferiría que su pensamiento me represente como me representó a lo largo de prácticamente toda mi vida. Pero por eso no voy a dejar de amarlo por la compañía que me ofrecieron sus canciones en momentos complicados, ni de agradecerle haber ayudado a tanto argentino exiliado, a tanta Madre buscando, a tanta Abuela desesperada, cuando había pocos que ayudaban.
Me duele. Sí, me duele. Me duele su foto con massa y su ninguneo a Cristina. Me duele que eso tenga, sin dudas, un trasfondo económico más que ideológico. Sí. Me duele.
Pero más me duelen los compañeros que andan demonizándolo como si un desacuerdo valiera más que toda una historia. Yo lo espero. Le tengo paciencia. Por que lo quiero. Y le agradezco.
Y porque sé que existen Mediterráneo, Palabras de amor, Pueblo blanco, Tío Alberto, El Curro el palmo, Lucía, Soneto a mamá, Mi niñez, Señora, Como un gorrión, De cartón piedra, Fiesta, Decir amigo... Y todo lo de Hernández cantado por él y todo lo de Machado, y Miralles, y el Luna Park del ´83, y el disco simple de mi infancia, y su relación con Cuba y con Nicaragua cuando Cuba y Nicaragua eran malas palabras, y Decir amigo, y Si la muerte pisa mi huerto, o aquella pared que lo sostuvo para saludar a los compañeros en aquel estadio suspendido bajo la lluvia lleno de Banderas y sobrevivientes cuando la amenaza todavía se respiraba. Y Los locos bajitos, y Penélope. Y Decir amigo.
Ese también es Serrat. Ese, para mí, ES Serrat. Y aunque me duela lo sigo amando, como a mi mamá cuando se ponía terca, como a mi hermana cuando me retaba, como a esx amigx que dejó de llamarme porque discutimos, o porque no entendió, o no quiso entender...
Siempre dije que el Nano es como de mi familia más cercana. Siempre dije que me resulta incomprensible que no me conozca alguien a quien yo quiero tanto.
Bueno... es hora de bancarle los trapos. Yo se los banco. Aunque me duela. Porque, de última, "NADIE ES PERFECTO".
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Joan Manuel Serrat,
Nano Serrat,
Serrat en la Argentina
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