miércoles, 9 de enero de 2019

NO A LOS CHISTES MACHISTAS. BASTA DE PATRIARCADO


Soy de las que piensan –estoy convencida- que el derrumbe del patriarcado llegará de la manos de todas y todos o no llegará. También estoy segura de que el cambio no es fácil, más bien lo contrario, y exige estar repensándonos y reconstruyéndonos (más que deconstruyéndonos) todo el tiempo.
Hace algunos años la escuché decir a la autora y directora teatral Mariela Asencio que una vez que se corre el telón que cubre la naturalización de la violencia patriarcal, ya no puede dejar de verse. Y es así, tal cual. Ya no se puede dejar de ver la violencia sobre la mujer en las publicidades, en los chistes, en los comentarios, en los noticieros, en los programas de televisión, en el laburo.
En fin… se descorrió el telón y se ve, se ve, se ve.
Y se sufre.
Entonces, pasamos a ser “les mala onda de los grupos”. Y digo “les” porque no es exclusividad de las mujeres ver y cuestionar los chistes, comentarios y signos machistas que nos rodean –y deberían interpelarnos- todo el tiempo. Es necesario que no nos moleste sólo a las mujeres, es imprescindible que nos moleste a todas y todos. De hecho hay muchos varones que ya están alertas y también cuestionan, descifran, explican.
“Los feminicidios son el final de una cadena de discriminaciones que sufren las mujeres”, leí alguna vez en un sitio web español. Esa nota también decía que “no son hechos aislados, sino que forman parte de una violencia estructural que coloca a las mujeres en situaciones de vulnerabilidad”. Los chistes degradan, los medios de comunicación convierten en objeto, el mundo laboral desvaloriza y todo eso sirve de caldo de cultivo para la violencia más extrema tanto en las relaciones de pareja como en el mundo laboral y profesional.
Haciendo “Fragmentos de un pianista violento” (un espectáculo sobre violencia de género) aprendí muchísimo sobre este tema y sus diferentes tipos: física, simbólica, psicológica, sexual, económica, patrimonial, obstétrica…
Escuché a víctimas y escuché a especialistas. Leí, me informé. Me sentí identificada, interpelada, vulnerada.
Pero por sobre todas las cosas, se me descorrió el telón.
Ya no puedo dejar de verla.
Ni tampoco dejarla pasar.
Ya no me río de los chistes machistas.
Ni le pongo comprensión a los "contextos que los contienen".
Y mucho menos pido disculpas por poner sobre el tapete cuando en un grupo, el que sea, aparece la violencia sobre la mujer disfrazada de chanza.
Sólo en Argentina una mujer cada 35 horas es asesinada sólo por ser mujer. No me jodan con que hay que justificar chistes que alimenten eso.

No hay comentarios: