lunes, 2 de septiembre de 2019

La persona y el artista

En estos días de locura neoliberal, la decisión de Lucrecia Martel sobre no asistir a aplaudir la pelíula de Polanski vuelve a poner sobre el tapete ese temita sobre que hay que "separar al artista de la persona" como si eso fuera posible. En esta sociedad hipócrita y exitista la cuestión tiene sólo que ver con la celebridad... Yo siempre digo lo mismo: si el verdulero de la esquina de tu casa es un buen verdulero, lava su fruta y su verdura, la exhibe maravillosamente, jamás tiene mala mercadería, tiene buenos precios, es simpático... un buen verdulero, bah... pero te enterás de que violó a una piba ni se te ocurre pensar en "separar el oficio de la persona"... estoy segura de que sin dudarlo lo condenás y no le comprás nunca más. Polanski es un abusador -entre otras delincuencias-, Allen es un abusador... por muy lindas películas que hagan. Aplaudirlos y endiosarlos es revictimizar a sus víctimas. Es que vuelvan a sentirse abusadas. Y, fundamentalmente, que vuelvan a sentirse solas. Solas. Solas. Eso es lo que yo creo...

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