Hace 30 años despuntaba oscuro aquel sábado de gloria.
30 años.
Oscuro.
Con lluvias y miedos.
El cielo diluviaba y el país amenazaba.
30 años.
La democracia recién nacida estaba en riesgo y todos estábamos en vilo.
Actores, que por aquellos años tenía gran representatividad en el mundo cultural y defendía los derechos y velaba por las obligaciones de sus afiliados, había decretado asueto en repudio de lo que estaba sucediendo.
30 años.
Los Mockinpotts llamamos al country que nos había comprado una función para confirmar que suspendíamos la actividad por "las razones de público conocimiento".
"Hagan como quieran, se escuchó del otro lado de la línea, pero tengan en cuenta que en la cláusula "tal" dice claramente que si ustedes suspenden la función por la razón que sea, deben abonarle al country la suma de 5 funciones en resarcimiento".
Y así era...
30 años.
Pasado mediodía fuimos a buscar la escenografía a "La Barraca" y entre ofuscados, asustados y preocupados, emprendimos el viaje hacia Pilar , al country "Las brisas". En dirección contraria nos cruzaban tanques y camiones militares en cantidad como para iniciar una guerra.
30 años.
Nervios. Miedo.
Llegamos, armamos el espacio, y cuando estábamos por comenzar la función nos dimos cuenta de que en el apuro y el desconcierto nos habíamos olvidado de algunos elementos escenográficos que ponían en riesgo la coherencia del espacio escénico.
Yo empecé, un poco por nervios y otro poco porque era cómico, a tentarme. En medio de la función algunas situaciones se pusieron muy disparatadas y mi tentación me llevó a un estado de desasosiego. Y cómo dice Darin: "tentarse no es reír sino la fuerza que uno hace por no reír". Llegó la desmesura, se me descontrolaron los esfínteres y me hice pis. Sí. Me meé en el escenario. La función terminó como se pudo.
30 años.
Los espectadores no habían entendido un pomo (Mockinpott en ese country era casi un oximoron") pero se acercaban a felicitar simulando porque el nuestro era "el espectáculo off del momento". Yo seguía riéndome sin que nadie pudiera controlarme.
30 años.
Desarmamos y huimos lo más rápido que pudimos. Lo único que queríamos era llegar a Capital y saber cómo estaban las cosas. Pasamos la noche todos juntos,,o al menos la mayoría, en casa de una compañera que justo ese día cumplía años. Y a la mañana temprano nos fuimos a Plaza de Mayo.
La Pascua amanecía nublada. La expectativa era feroz.
30 años.
Yo tenía a mi lado a Alejandro Mateo cuando el Presidente salió al Balcón, ovacionado por una inmensa multitud.
30 años.
"Felices Pascuas", dijo. Y hubo otra ovación. "La casa está en orden", dijo. Y hubo un silencio. Y habló de reconciliación y de héroes de Malvinas y yo miré a Alejandro y le pregunté: "¿nos está cagando, no?". Y me dijo sí. Y nos sumamos al silencio y la tristeza.
30 años.
Salimos de esa Plaza desanimados. Y vivimos desanimados mucho tiempo...
Y seguimos preguntándonos qué hubiera sucedido si no hubiera sido así.
Nunca lo sabremos.
30 años.
En esta "semana santa" se cumplen 30 años de aquella. Tan histórica.
Fue un 19 de abril de hace 30 años, en una Semana Santa que nada tuvo de Santa y en una pascua que nada tuvo de feliz, a pesar de la esperanza.
La noche anterior yo me meé de risa en un escenario. Y al día siguiente me cagué de bronca en una plaza repleta que apoyaba a un presidente que no pudo con tanto.
Sé todo. Sé que no era fácil y que estaba presionado. Pero me sigo preguntando si no hubiera sido más fácil poner, de verdad, en orden la casa luego de haber enfrentado a los traidores de la Patria.
30 años.
La casa no está en orden. Como en aquel momento. Aunque ahora también intenten mentirnos diciéndonos lo contrario.
domingo, 16 de abril de 2017
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