Lo que alguna vez fue un florero es hoy un puñado de promesas. Aquello que era la puerta de mi casa, es ahora un límite entre la vida y la muerte. Los diecisiete escalones que me separan del ascensor se han convertido en un abismo estrecho hacia la nada.
Me cuesta encontrar la forma de las cosas.
Mis manos se han vuelto cien-pies que amenaza y la simple tarea de comprar comida, un hueco corroído. Bañarse es sólo un salvavida. el trabajo una promesa, nuestra casa la única vacuna, los amigos una nostalgia, el abrazo un horizonte. y el horizonte un imposible.
Me cuesta encontrar la forma de las cosas.
Las horas no tienen tiempo y el tiempo es un insípido transcurrir de horas. La rutina es un disfraz patético de tenacidad que hiere. Vivir se ha vuelto un inútil devenir de encierro y lo cotidiano un dolor paseando por nuestros huesos rotos. El porvenir es una ciclópea faena de sanear.
Las palabras se han vuelto la única realidad sin miedo...
Me cuesta encontrar la forma de las cosas.
Viernes 17/04/20 - a 30 días de cuarentena
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