Me despertó el sonido del portero eléctrico. Tratando de sentarme miro la hora: las 6.33. Me asusto, me apuro. Desde la calle me llega la voz de Alberto diciéndome que venía a terminar la organización de la Marcha. ¿Qué?, pregunto intentando recordar algo que había olvidado. "Me abren, subo" me dice la voz aflautada y serena que tanto amo. Trastabillo, intento ponerme un pantalón que haga juego con el remerón que usé para dormir, voy a lavarme los dientes mientras me emprolijo el pelo con los dedos. Al mismo tiempo, trato de recordar lo de la Marcha. Sé que se va a enojar porque no me acuerdo nunca de nada.
Dos timbrazos insistentes terminan de despertarme.
"No, hoy no necesito soda", le contesto al sodero y me reprimo el laconchadetumadre.
Vuelvo a la cama. Mi gato ya se acomodó en el calorcito de mi sueño. El reloj dice claramente 8.25. Desde afuera llega un ensordecedor silencio de domingo. Pero es lunes que inaugura una nueva semana de aislamiento.
lunes, 13 de abril de 2020
Sueño de pandemia
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Stella Matute
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